domingo, 23 de enero de 2011

Un poco de geografia...

... La movilidad territorial de la población en general, y las migraciones en particular, tienen hoy un lugar central en la geografía social. Su interpretación se ha visto enriquecida por la incorporación de nuevos conceptos, que permiten considerar la dimensión territorial de modo más claro. Sus relaciones con el desarrollo desigual, la política o la cultura también contribuyen a esta mejor comprensión. Así por ejemplo, la movilidad territorial es interpretada como una de las estrategias de base territorial que permiten a los individuos y grupos sociales enfrentar los desafíos que les plantean las transformaciones sociales; movilidad y fijación territorial, en conjunto, son interpretadas en este sentido y como dos caras de la misma moneda.
Las temáticas vinculadas con el trabajo han adquirido un rol central en la geografía social, siendo esta una diferencia marcada respecto de las perspectivas más tradicionales. La participación de la población en la actividad económica está en estrecha relación con los conocimientos de la geografía económica, y los procesos que ya hemos presentado en la sección correspondiente valen también aquí. Por ejemplo, la observación de las transformaciones provocadas por la globalización económica en su incidencia sobre la población trabajadora en el marco de procesos territorialmente específicos. Desde la perspectiva social, el tratamiento del tema se enriquece con la consideración de las características diferenciales (en términos de calificación, niveles de participación, etc.) de la población de cada lugar, que generan contextos específicos frente a los procesos globales.
Uno de los temas que más presencia ha adquirido en la geografía social actual es el relacionado con las condiciones de vida en general de la población, y en particular con la pobreza, en sus relaciones con el hábitat y el territorio. Por una parte, el reconocimiento de las grandes diferencias en la distribución social y territorial de la riqueza y la pobreza viene concitando creciente atención, en articulación con las dimensiones económicas, políticas y, también, culturales. Ejemplos de esto son cuestiones tales como las transformaciones del Estado de bienestar, los efectos de políticas de ajuste estructural y liberalización económica, las políticas sociales del Estado, entre otras.
Por otra, la distribución territorial de la riqueza y la pobreza tiene, en sí misma, un lugar destacado, no sólo en términos de su descripción (valiosa en sí) sino también en tanto dicha distribución contribuye al reforzamiento de las desigualdades y a su reproducción. Así por ejemplo, los denominados “bolsones de pobreza” o “territorios de la exclusión”, áreas marginadas que concentran muy altos porcentajes de población pobre y excluida, son analizados en sus características particulares (marginación, aislamiento, deficientes condiciones de vivienda, falta de servicios), y también en su incidencia en los procesos de reproducción de la pobreza y la exclusión. Los fenómenos de violencia en sus diversas manifestaciones, así como los problemas ambientales (contaminación, inadecuadas condiciones de habitabilidad, etc.) también han adquirido creciente importancia.

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